miércoles, 27 de noviembre de 2013

Los Organismos Genéticamente Modificados

Un organismo genéticamente modificado es un ser vivo cuyo material genético ha sido alterado usando técnicas de ingeniería genética. Actualmente los OGM incluyen bacterias, levaduras, algas, plantas, peces, reptiles y mamíferos.
Actualmente existe una amplia variedad de aplicaciones en las que se usan organismos genéticamente modificados, abarcando alimentación, producción de hormonas humanas, medicinas, descontaminación, etc.
Las semillas y plantas transgénicas se empezaron a producir y comercializar en la segunda mitad del siglo XX. Su uso y comercialización se ha extendido a varios países y regiones, por su mayor productividad y resistencia a plagas.1 Sin embargo, existen un movimiento contrario a su aceptación alegando que podrían no ser seguras y/o convenientes para la salud y para la alimentación de los seres humanos a pesar de no existir evidencia científica alguna que respalde dicha postura. La legislación sobre la producción y venta de alimentos derivados de OGM varia enormemente de un país a otro, variando desde la legalización de su producción tras presentar estudios sobre su seguridad a regiones que se declaran libres de transgénicos.


Desde que se inició la investigación, regulación y aprovechamiento comercial de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) han tenido otras denominaciones: transgénicos, OVMs, cultivos biotecnológicos o simplemente, biocultivos.

Algunos grupos se refieren a ellos y sus aplicaciones con nombres peyorativos, intentando crear una imagen estereotipada o tergiversada (p.ej., comida frankenstein), aunque sabemos que cada tipo de aplicación o evento es diferente por el tipo de organismo receptor, el origen y función de gen que se ha introducido (y su posición en el genoma), por lo que no es fácil hacer generalizaciones simples sobre sus ventajas o riesgos, ya que como los automóviles en su gran diversidad, dependen del uso y precauciones que se tenga con cada uno. La clave de su definición, es el concepto de genes, sus funciones y su papel en la herencia.

Todos los organismos vivos almacenan en los genes, —unidades bioquímicas y funcionales de la herencia—, la información sobre la composición y diseño de todas sus estructuras, aunque muchas funciones están también influidas por el ambiente. Los genes están organizados en largas moléculas de ADN.

Estas moléculas, en algún momento de la vida de las células, están comprimidas y empacadas de forma que las podemos ver como estructuras visibles llamadas cromosomas.




Definición legal y estándar de OGM

ORGANISMOS GENÉTICAMENTE MODIFICADOS
Definición legalDefinición coloquial

OGM. La definición en los términos jurídicos formales deriva de la LBOGM, que en varios artículos habla de que los OrganismosGenéticamente Modificados (OGM) como derivados de especies que han adquirido una combinación genética novedosa por técnicas de la biotecnología moderna, las cuales son procedimientos distintos a la reproducción y selección tradicional.

Es por ello que ha sido necesario regular la adopción de medidas debioseguridad para evaluar, monitorear, controlar y prevenir [evitar o reducir] los posibles riesgos que el aprovechamiento de OGM en distintas áreas de actividad, pudieran ocasionar a la salud humana o al medio ambiente y la diversidad biológica (LBOGM Art. 3, V, VI y XXI). Esto incluye prácticas especiales para la protección de especies endémicas de nuestro país, como el maíz (RLBOGM Arts. 67-70).


Los Organismos Genéticamente Modificados (OGM), son variedades de especies conocidas a los que se les ha conferido algunacapacidad funcional (detectable, heredable y intencionalmente útil), por tecnologías de ingeniería genética, a partir de la incorporación de factores hereditarios (genes) de especies distantes o cercanas.


En general, la información que tiene cada gen sirve para sintetizar un tipo particular de proteína. Las proteínas actúan como enzimas, como transportadores, como motor o cableado de células móviles, como anticuerpos. Para satisfacer necesidades comunes hay por tanto, genes muy similares entre los seres biológicos, ya que a partir de un origen común han ido cambiando por mutación y selección; además, la estructura bioquímica y el lenguaje molecular de los genes son básicamente los mismos, desde los virus, hasta los mamíferos, incluyendo bacterias, hongos, plantas y los demás animales.

Diversos procesos de cambio de los organismos a lo largo de la evolución, se deben a cambios —a veces graduales, en otros drásticos— de la información de los genes. Las mutaciones, la recombinación, los rearreglos internos en secuencia, orden u organización general y al final, distintos tipos de selección (natural y artificial), han promovido la generación de nuevas especies y variedades en la naturaleza.

Asimismo, la domesticación y otros tipos de selección humana, artificial, han generado cepas, razas, variedades para usos determinados (comida, fibras, medicinas, ornato, etc.). Actualmente se conoce mejor las causas de algunas modificaciones asociadas con la domesticación (p.ej., germinación rápida, no dispersión de semillas), debidos a cambios en la estructura y organización de uno o varios genes.



A partir de la descripción de la estructura del ADN como un polímero de 4 tipos de unidades variables formando una doble hélice, se hicieron muchos descubrimientos. Desde un poco antes, se sabía que cuando se modifica —se transforma una célula con un gene externo que porta una nueva instrucción-, adquiere una capacidad adicional. Aplicando este conocimiento, hoy es posible cultivar bacterias que producen insulina humana (necesaria para personas con diabetes), ya que estos microorganismos GM se les ha añadido el gen con el diseño de esa proteína que fue aislado (clonado) del genoma células humanas.

Aunque se considera que la modificación genética inició desde la domesticación y mejoramiento de plantas, animales y microbios; con la biotecnología moderna, la modificación o manipulación genética se realiza mediante métodos aplicados de la biología molecular, —la llamada ingeniería genética—, que consisten en el traslado de genes completos o fragmentos especiales de ADN (que pueden provenir de cualquier ser vivo), entre organismos de distintas especies, logrando que produzcan nuevas proteínas y moléculas, que mejoran o regulan alguna o algunas actividades celulares. Esto se hace con un conocimiento bastante preciso de las funciones de los genes (o proteínas) que se movilizan, y por eso se dice que el organismo receptor es modificado genéticamente (GM), aunque continúa siendo esencialmente la misma especie, raza o variedad.

En los vegetales, un fragmento de tejido o hasta una célula aislada, pueden dar origen a una planta completa de su mismo tipo por el proceso de regeneración. Si esta célula se modificó genéticamente, todas las células, tejidos y órganos regenerados llevarán una información nueva; así estas nuevas funciones se pueden manifestar en todo el vegetal o cultivo, o sólo en algunas partes de él. En el caso de plantas cultivadas, las variedades resultantes de la incorporación de uno o varios genes mediante técnicas modernas de modificación genética, se les llama cultivos genéticamente modificados (GM), aunque cada tipo individual (o evento) tiene propiedades específicas dependiendo del tipo de vegetal, el gen adquirido y el uso que se le da. En México, por el hecho de utilizar este método para generarlos y reproducirlos, todos ellos son sujetos de regulación por la normatividad en bioseguridad, representada por la LBOGM.



Las especies en la naturaleza forman poblaciones donde a pesar de diferencias en aspecto o incluso en la similitud de sus genes, pueden cruzarse y tener descendencia fértil. Desde hace mucho tiempo, diversas civilizaciones humanas han seleccionado plantas para usarse como comida, forraje, abrigo, materiales de construcción, a partir de plantas silvestres. Esto fue posible por la domesticación que fue modificando algunos de sus atributos para poder cultivarlas más fácilmente y aprovecharlas mejor. Esto significó algunos cambios genéticos en las poblaciones, que han ocasionado que nos hayamos quedado sólo con una muestra que tiene menos variantes o versiones de algunos genes.

Más adelante, se han seguido buscando características más especiales que sean invariables generación tras generación. Esto indica que nos hemos ido quedando con grupos de ciertas especies que tienen genomas muy parecidos. Varios métodos analíticos de la biología a nivel molecular permiten demostrar que tanto los genes como las proteínas de variedades comerciales ´homogéneas´ son casi idénticos y que, en cambio que son diferentes a los de parientes silvestres del mismo tipo, o a los llamados ancestros, que a veces están extintos y sólo conocemos por restos fósiles o descripciones botánicas antiguas.

Desde hace mucho tiempo se sabe como dotar a especies agrícolas de interés productivo (cultivos para alimento humano, animal, fibras, medicinales), de capacidades que les permitieran producir más, reducir los daños por plagas y enfermedades, o por factores ambientales adversos. Los cruzamientos entre variedades, entre especies (y a veces fusiones genómicas como el Triticale, un híbrido completo entre trigo y centeno), generan nuevas combinaciones de genes (o de sustancias reguladoras en algunos injertos), de donde se explica la diversidad de formas, tamaños, colores y organización de algunos ejemplos conocidos (calabazas, papas, rosas, etc.).

En el camino hacia una agricultura más productiva y a veces sustentable, los fitomejoradores son capaces así de 'rescatar' genes importantes de variedades silvestres o contrastantes para integrarlos a variedades domesticadas a través de cruzas y selecciones continuas. Pero esto puede llevar mucho tiempo y no lograrse el obtener fácilmente una característica como resistencia a una enfermedad, mayor rendimiento con poco agua, o producir más de un nutrimento, si no hay fuentes de variación en plantas sexualmente compatibles (que se puedan cruzar y producir semillas fértiles), o bien, que los genes contribuyentes para esa característica sean numerosos y están muy dispersos.

Ante la necesidad de agilizar la obtención de veriedades vegetales adaptadas a nuevas condiciones agrícolas, se fueron ampliando las aplicaciones de la biotecnología agrícola, como los cultivos GM, ya que es una estrategia relativamente más rápida y precisa para el mejoramiento de cultivos. Esta tecnología permite salvar las barreras de la especies, ya que muchas características valiosas desde el punto de vista agronómico, económico, alimentario y ambiental, están presentes en otros organismos que no pueden cruzarse. Un cultivo GM resulta entonces de transferir una característica específica —presente en otros organismos vegetales, microbianos o animales— a dichos cultivos introduciendo en su genoma, uno o varios genes previamente aislados. 

Esto permite generar, probar y aprovechar cultivos que tenían limitaciones por su susceptibilidad a insectos-plaga y enfermedades virales; a la competencia por malezas o improductividad por suelos empobrecidos. Actualmente es posible modificar características del desarrollo (flores y frutos de vida extendida en anaquel), del metabolismo (composición más sana de ácidos grasos, mayor cantidad de provitamina A y de hierro bioasimilable) y de su desempeño ambiental (tolerancia a sequía, calor y frío).


La industria farmacéutica ha optado por el camino de la ingeniería genética o metodología del ADN recombinante. Mediante esta metodología es posible obtener enormes cantidades de una proteína, aislada de todos los componentes celulares del organismo de origen. Esto se consigue por introducción y expresión del gen de interés en un organismo hospedador 
fácil de cultivar. Este organismo se denomina entonces “organismo genéticamente modificado” o “transgénico” y la proteína obtenida, “proteína recombinante”. Actualmente los organismos empleados con este fin son microorganismos (bacterias y levaduras) y células de mamífero cultivadas in vitro, pero también es posible fabricar proteínas recombinantes en plantas y en la leche de animales como vacas y cabras. 
La primera proteína recombinante aprobada como medicamento fue la insulina, en 1982, para el tratamiento de pacientes con diabetes melitus. Hasta ese entonces los pacientes debían inyectarse insulina extraída del páncreas de vacas o cerdos; hoy varios laboratorios farmacéuticos producen insulina humana, tanto a partir de bacterias como a partir de levaduras, y sin ningún riesgo para la salud. Los antígenos y los anticuerpos también pueden producirse como proteínas recombinantes, y son empleados en la confección de kits o sistemas de diagnóstico de diversas enfermedades. 
La tabla muestra la gran cantidad de proteínas recombinantes que hoy se comercializan y emplean como fármacos en humanos.
PRODUCTO
INDICACIÓN TERAPÉUTICA
Factores de coagulación
Hemofilia
Insulina
Diabetes mellitus
Hormona de crecimiento
Deficiencia de la hormona en niños
Eritropoyetina (EPO)
Anemia
Interferón alfa
Hepatitis B y C, cáncer
Vacuna anti-hepatitis B
Inmunización contra hepatitis B
Anticuerpos monoclonales recombinantes
Asma, artritis reumatoidea
Proteína C
Sepsis severa
Beta-glucocerebrosidasa
Enfermedad de Gaucher
DNAsa
Fibrosis quística

La siguiente tabla resume algunas enzimas producidas como proteínas recombinantes en bacterias y en hongos genéticamente modificados, y que actualmente se usan en la industria alimenticia:

ENZIMAS

APLICACIÓN (elaboración de....)
Alfa-amilasa
Pan, bebidas, almidón
Aminopepetidasa
Queso, lácteos, sabores
Fosfolipasa
Pan, grasas
Glucosa isomerasa
Almidón
Hemicelulosa
Pan, almidón
Lactasa
Lácteos
Lipasa
Grasas, quesos, sabores, pan
Pectinasa
Bebidas, derivados de frutas
Proteasa
Queso, pan, bebidas, derivados de carne y pescado
Quimosina
Queso
Xilanasa
Bebidas, almidón, pan





Los productos de la biotecnología se aplican hoy a un gran número de industrias entre las que cabe mencionar no sólo la alimenticia, sino también la farmacéutica, textil, del papel, de detergentes, etc. Antes del advenimiento de la ingeniería genética ya se obtenían diversos productos derivados de bacterias, levaduras y hongos filamentosos. La incorporación de la ingeniería genética permitió optimizar la eficiencia del proceso de producción y/o la calidad del producto. Por un lado, fue posible modificar el control de vías metabólicas, por ejemplo para la sobreproducción de algún producto y, por otro, permitió fabricar proteínas bajo la forma de proteínas recombinantes.
Las ventajas que presenta la producción de una proteína bajo la forma de proteína recombinante son:

Permite obtener a partir de un microorganismo, cultivo de células, planta o animal una proteína completamente ajena, tal es el caso de la producción de insulina en bacterias, anticuerpos humanos en plantas y vacunas en levaduras.
Se obtienen grandes cantidades del producto, fácil de purificar y más barato, en comparación con el purificado a partir de su fuente natural (en el caso de la insulina, se obtenía a partir de páncreas de animales).
Se obtienen productos libres de patógenos y otros riesgos potenciales. Esto es particularmente importante en el caso de los productos farmacéuticos, para evitar la transmisión de enfermedades.
Pueden producirse proteínas que no existen en la naturaleza, útiles en el diagnóstico y tratamiento de algunas enfermedades.

Elaborado por:

  • Juan Ernesto Villeda Sánchez
  • Carmen Alicia Sánchez Cerón
  • Aaron Rosas Bravo
  • Yocelin Viveros Soto

lunes, 25 de noviembre de 2013

Organismos Genéticamente Modificados (OGM)


Un organismo genéticamente modificado es un ser vivo cuyo material genético ha sido alterado usando técnicas de ingeniería genética. Actualmente los OGM incluyen bacterias, levaduras, algas, plantas, peces, reptiles y mamíferos.  

Estas técnicas permiten separar, modificar y transferir partes del ADN de un ser vivo para introducirlo en el de otro. 

Actualmente existe una amplia variedad de aplicaciones en las que se usan organismos genéticamente modificados, abarcando alimentación, producción de hormonas humanas, medicinas, descontaminación, etc.


Las posibles modificaciones genéticas que se pueden usar incluyen la mutación, inserción y deleción de genes. Cuando se inserta material genético éste suele provenir de otra especie, de forma parecida a la transferencia horizontal que se produce en la naturaleza. Para producir de forma artificial esta transferencia suele ser necesario recurrir a diferentes técnicas. Los genes pueden ser incorporados a un virus o pueden ser físicamente inyectados en el núcleo de la célula con una aguja ultrafina o con un cañón de genes. 

Aunque el ser humano ha estado indirectamente modificado la carga genética de plantas y animales desde hace al menos 10 000 años, no fue hasta 1973 en que Herbert Boyer y Stanley Cohen consiguieron transferir ADN de un organismo a otro (una bacteria). El mismo año, Rudolf Jaenisch creo un ratón transgénico, que se convirtió en el primer animal transgénico de la historia. Sin embargo, la modificación no se transmitió a sus descendientes. En 1983 fue creada la primera planta transgénica de tabaco.

En 2010, se crearon en laboratorio mosquitos resistentes a malaria. La OMS estima que la malaria mató a alrededor de un millón de personas en 2008.
Un mosquito modificado genéticamente contiene un gen letal desarrollado para combatir la dispersión del dengue El mosquito Aedes aegypti es el principal portador del dengue, Su población en las islas Caimán fue reducida en un 80% mediante el uso de esta variedad GM. Entre 50 y 100 millones de personas se contagian de dengue cada año y 40000 mueren por esta causa.
Se ha desarrollado una variedad de la oruga Pectinophora gossypiella que contiene un marcador fluorescente en su ADN. Esto permite a los investigadores hacer un seguimiento de las orugas que son esterilizadas por radiación y liberadas en cultivos con el fin de reducir la plaga causada por estos insectos.

Con el desarrollo de la ingeniería genética, se puede lograr que diversos organismos tengan nuevas características o propiedades que no tenían. Por ejemplo: 


Algunos organismos transgénicos que se cultivan en México son: 

=> Algodón

=> Soya

=> También se ha experimentado con papaya, calabaza, papa y jitomate,             entre otros. 

La modificación de otros genes permite la obtención de plantas que sintetizan materiales con determinadas características interesantes para su uso industrial. La patata amflora  produce un almidón modificado, rico en amilopectina, que se utiliza en la fabricación de papel, tejidos y adhesivos.

Es una de las aplicaciones comerciales más conocidas. Algunas plantas transgénicas incluyen genes que les confieren resistencia a determinados herbicidas, como el glifosato, utilizado para combatir plagas de otras plantas en los cultivos. Los principales ejemplos son el maíz RR y la soja RR. Ambos son cultivados y comercializados en varios países del mundo y tienen una importante cuota de mercado y producción.
Durante la década de 1990, una plaga de papaya ringspot virus asoló los cultivos de papaya de Hawái y redujo la producción de esta fruta en un 94 %. La introducción de una variedad transgénica de papaya resistente al virus ha revitalizado la producción. Actualmente, el 77 % de la producción de papaya de las islas es transgénica.

No se pueden generalizar los riesgos ni las ventajas de estos organismos en el ambiente, ya que estos dependerán del organismo modificado, sus características nuevas y el sitio en que se va a usar.

Consideran que no se han realizado estudio suficientes para garantizar la inocuidad de su consumo. 

Durante el proceso de ingeniería genética se usan genes que otorgan resistencia a antibióticos para identificar las células con la modificación deseada. Existe la preocupación de que dichos genes puedan ser transferidos a microorganismos, originando cepas resistentes a los antibióticos.

El primer alimento genéticamente modificado autorizado para consumo humano fue el tomate Flav Savr, en 1994. Este tomate se estropeaba más lentamente que el convencional, lo que permitía a los agricultores recolectarlos cuando están maduros, en lugar de antes de alcanzar la madurez, como los tomates convencionales. Esto se traduce en una mejora del sabor y las propiedades alimenticias. Sin embargo fue un fracaso comercial.
En algunos casos se pueden insertar genes para que sinteticen una mayor cantidad de nutrientes o nutrientes nuevos. Un ejemplo es el denominado arroz dorado, que sintetiza moléculas precursoras de la vitamina A y que se propone como complemento en lugares donde la dieta es pobre en esta vitamina.
La empresa AquAdvantage está desarrollando un salmón transgénico que se encuentra en las últimas etapas legales para demostrar su seguridad y autorizar su comercialización. Este salmón es un salmón del Atlántico al que se le ha insertado un gen para producir la hormona del crecimiento de un salmón chinook del Pacífico y un promotor de abadejo. Con estas modificaciones, el salmón crece durante todo el año, en lugar de sólo en primavera y verano, alcanzando un tamaño apto para el mercado en 16 o 18 meses, en lugar de los 3 años del salmón convencional.




Algunos problemas ya identificados en el uso de cultivos transgénicos son:

=> Transferencia del material genético nuevo hacia otros organismos.

=> Crecimientos de organismo transgénicos en lugares no deseados.

=> Posible daño toxico a organismos benéficos.

=> Coexistencia con la agricultura convencional y orgánica. 

Uno de los primeros usos de los organismos genéticamente modificados fue la investigación. Mediante la inserción, deleción y trasposición de genes en diversos organismos es posible determinar la función de determinados genes. Una manera es mediante la técnica de knock out, en la que un gen o grupo de genes son inactivados para observar las características que cambian en el fenotipo. También se pueden usar promotores para sobreestimular la actividad de determinados genes.
Mediante la modificación genética es posible obtener animales, que padezcan enfermedades análogas a las humanas, sirviendo de modelos para la investigación de dichas enfermedades y las pruebas preclínicas de medicamentos y terapias para combatirlas. Ralph L. Brinster y Richard Palmiter desarrollaron estas técnicas, responsables de la creación de ratones, ratas, conejos, ovejas, y cerdos transgénicos en la década de 1980, y establecieron muchos de los primeros modelos de enfermedades humanas, incluyendo el primer carcinoma causado por un oncogen. El proceso de ingeniería genética en mamíferos es lento, tedioso y caro. Sin embargo, nuevas técnicas están haciendo que las modificaciones genéticas sean más fáciles y precisas en algunos casos determinados.
La modificación genética permite la cría de animales hipoalergénicos, de forma que no produzcan reacciones adversas a las personas alérgicas. Actualmente se comercializan gatos modificados para no producir la glicoproteína Fel d1 y perros sin glicoproteína Can d1, responsables de la mayor parte de las respuestas alérgicas. También se comercializan peces cebra fluorescentes.









Evalúa los riesgos de la liberación de transgénicos
en el medio ambiente a través de
la Coordinación de Bioseguridad.

=> Propone medidas de control y mitigación
de riesgos y emite una opinión técnica
para la toma de decisiones.

=> Colabora con información científica y técnica
con la Procuraduría Federal de Protección
al Ambiente, Comisión Nacional para
la Biodiversidad, Secretaria de Agricultura,
Ganadería Pesca y Alimentación y la Secretaria
de Salud.

=> Apoya el monitoreo en campo para determinar
si ocurre siembra accidental o no intencional
de cultivos transgénicos.

=> Cuenta con un laboratorio para la detección
de material transgénico en cultivos.

=> Informa a través de la página Web del INE
sobre la bioseguridad de los OGMs o transgénicos


La modificación genética producto de la selección convencional involucra experimentar con la variabilidad genética ya existente en las variedades o razas de una especie, o entre unas cuantas especies emparentadas entre sí, o, aunque más raro, entre especies de géneros hermanos. Cuando la variabilidad genética dentro del germoplasma del cultivo no permite seleccionar determinados atributos, los productores han recurrido a métodos como la irradiación (de neutrones, rayos X o gamma) o al uso de compuestos químicos mutagénicos para crear nuevas variantes y seleccionar rasgos de interés. En las últimas tres décadas, investigadores en biotecnología han descubierto y desarrollado técnicas para intercambiar fragmentos de ADN entre plantas, animales, bacterias y otros organismos. La llamada tecnología del ADN recombinante permite combinar fragmentos de la molécula de ADN de dos o más fuentes diferentes o de regiones diferentes del genoma. Esto abre la posibilidad de insertar genes que codifican características útiles de un organismo a otro rompiendo las barreras de la reproducción.



En principio, si un organismo tiene algún carácter deseable y se determina cuál es la región del ADN que lleva a cabo la codificación de dicho carácter, ésta puede ser transferida a otro organismo que no la tiene. Una planta o un animal que ha sido modificado recibiendo ADN de una fuente externa a su propio genoma, es llamado organismo transgénico u organismo genéticamente modificado (OGM). La transgénesis se puede llevar a cabo a nivel de células embrionarias y de células somáticas; se utiliza en la producción de fármacos, en terapia génica y en el desarrollo de plantas, microorganismos y animales transgénicos, para diversos usos en la agricultura y la industria. El número de productos modificados genéticamente está creciendo rápidamente. Las primeras investigaciones y aplicaciones de la biotecnología moderna, que surgen con la capacidad de manipulación genética de los seres vivos, se encaminaron durante los años 80 fundamentalmente hacia el sector salud. La insulina humana es uno de los primeros productos transgénicos que se usan para el tratamiento de los enfermos de diabetes. En este caso los organismos receptores que se producen son bacterias transgénicas a las que se les inserta el gen humano que codifica para la insulina. Otros ejemplos en este campo corresponden a la producción de la hormona del crecimiento humano y a la heritropoyetina, una hormona que aumenta la producción de hematocitos.

La historia del desarrollo de la ingeniería genética en las plantas inicia en 1983 con las primeras modificaciones de células vegetales. En 1984 se producen las primeras plantas transgénicas y en 1986 se llevan a cabo las primeras pruebas de campo y se desarrollan plantas resistentes a algunos virus. En 1988 se desarrollan plantas resistentes a plagas (insectos) y tolerantes a herbicidas, en 1989 se trabaja en la maduración de los frutos y en 1990 hay más de 100 pruebas experimentales en el campo. En 1995 se obtienen los primeros productos comerciales.






De manera simplificada, la producción de una planta transgénica involucra cuatro pasos básicos: primero, se aísla el gen que codifica la información genética para producir una proteína particular; en el caso de las plantas resistentes a insectos se trata de un gen que produce una proteína que es tóxica para algunos insectos. En segundo lugar se cortan y pegan –mediante el uso de enzimas de restricción y ligasas – los fragmentos de ADN del gen seleccionado con un gen marcador. Los marcadores que comúnmente se utilizan les confieren resistencia a las células a algún antibiótico o herbicida. Estas moléculas se insertan a las células del organismo receptor, mediante métodos físicos o biológicos. Un tercer paso lo constituye la identificación de las células que han recibido los genes mediante su exposición a un antibiótico y su selección. Por último, se induce el desarrollo de las células modificadas para que crezcan en una planta completa. Estas plantas y sus semillas producirán el gen de la resistencia.

La ingeniería genética ha desarrollado mecanismos para modificar no sólo el genoma de microorganismos y plantas sino también el de los animales. Esto se hace mediante manipulación genética in vitro. Los primeros experimentos exitosos de transgénesis en animales fueron en ratones a los que se les había insertado el gen que produce la hormona del crecimiento de ratas en 1982. Existen en la actualidad diferentes mecanismos para crear animales transgénicos. Esta tecnología ha permitido el estudio de las funciones de los genes y la producción de proteínas con fines farmacéuticos. Entre algunos de los vertebrados que han sido genéticamente modificados se encuentran cerdos, vacas, borregos, pollos y varios peces como la trucha, el salmón y la tilapia. Aunque se tienen importantes usos potenciales para los animales transgénicos, aún existen aún muchas limitaciones para su uso.

Se ha detectado una serie de riesgos potenciales al ambiente asociados con la liberación al campo de los organismos genéticamente modificados (OGM) y con la transferencia de los transgenes. Estos riesgos se pueden explorar a nivel genómico, de individuos y poblaciones y de ecosistemas. Además, se deben considerar efectos a corto, mediano y largo plazo.



La introducción de las construcciones transgénicas puede ocurrir de dos maneras: por transferencia vertical hacia variedades criollas o a parientes silvestres cercanos, y por transferencia horizontal a otros organismos como virus y bacterias. Los riesgos asociados con estos procesos, así como las probabilidades de que ocurran, varían en función de distintos factores. Una preocupación relacionada con la introducción de los transgenes a variedades criollas es la erosión que potencialmente puede sufrir la biodiversidad del germoplasma del cultivo. Esto ya ha ocurrido con la introducción de variedades mejoradas por métodos convencionales. La introducción de los transgenes en las variedades criollas sólo disminuiría la diversidad genética del cultivo si la presión de selección a favor de las plantas transgénicas fuera muy intensa. Una vez que la hibridización ha ocurrido, el impacto en el ambiente va a depender del transgén en cuestión y de su expresión en un nuevo contexto genético.

Otros de los riesgos que se han asociado con los organismos genéticamente modificados es que puedan causarle daño a insectos benéficos o a especies que no se intenta controlar, y con esto disminuir la biodiversidad y alterar en diferente medida las comunidades bióticas y los ciclos biológicos.

Por lo anterior, el uso de los organismos transgénicos debe hacerse con una seria evaluación de los riesgos que puedan representar para el medio ambiente, la biodiversidad y la salud humana. Esta evaluación de riesgo debe basarse en la mejor información científica posible y en los principios de caso por caso; es decir considerar el trinomio organismo receptor de la modificación, la modificación genética y el ambiente en donde se pretende llevar a cabo la liberación del transgénico; además en el principio precautorio.



Se pueden, por ejemplo, extraer de los peces de agua fría los genes que les ayudan a resistir las bajas temperaturas para introducirlos en tomates y que éstos puedan sembrarse en sitios susceptibles a sufrir heladas, o utilizar algunos genes de bacterias para producir variedades de maíz resistentes a herbicidas.
Aun cuando este notable avance científico parecería que podría resolver muchos de los problemas que enfrentan la agricultura, la ganadería o la medicina actuales, para muchos sectores sociales (académicos, grupos indígenas, organizaciones no gubernamentales, etc.) plantea una serie de cuestiones éticas, ambientales, sociales y de salud que se deben analizar antes de hacer extensivo su uso. Afirman que, siendo la biotecnología una disciplina tan nueva, todavía no es posible conocer con certeza cuáles serán sus efectos en el ser humano y la naturaleza. Esta preocupación ha situado a los OGM en un lugar destacado en el debate público.

La tecnología por la que se produce la transferencia de genes (ingeniería genética) es muy imprecisa y requiere de la utilización de otros genes además del gen que se busca transferir.
Con la modificación genética se busca pasar determinada característica de un ser vivo a otro que no la posee. Esa posibilidad de la ingeniería genética se ha difundido masivamente en su aplicación en la alimentación como la gran posibilidad para obtener más y mejores alimentos y resolver “el problema del hambre en el mundo”.
Sin embargo, las dos principales características genéticas introducidas en la actualidad en la casi totalidad de los OGM que se cultivan comercialmente son la resistencia al glifosato (un herbicida) y la introducción del gen que codifica la producción de la toxina Bt (proveniente del Bacillus thuringiensis) produciendo plantas biocidas. Estas modificaciones genéticas no sólo no representan ninguna ventaja para los consumidores desde el punto de vista nutricional, sino que sólo han facilitado un modelo de agricultura industrializado y sin agricultores.
Sin lugar a dudas los únicos beneficiarios de los OGM han sido las grandes transnacionales de la vida que, encabezadas por Monsanto, buscan controlar el multimillonario negocio de la alimentación en el planeta. Este es el verdadero motivo por el que se han desarrollado los OGM y así se desenmasacara uno de los mayores crímenes que se están cometiendo contra la humanidad en la actualidad: la destrucción y apropiación de la base del sustento de todos los pueblos de la tierra.
¿Por qué la sociedad civil rechaza los transgénicos? Las razones del rechazo a los transgénicos desde un amplio espectro de la sociedad civil (organizaciones de consumidores, ecologistas, campesinas) son muchas y se hallan interrelacionadas o estrechamente vinculadas. Por ello es muy importante tener en cuenta esta multiplicidad de motivos y no caer en la simplificación de que el rechazo pasa por “el miedo a lo nuevo” o el “rechazo a la tecnología”.
El primer motivo de la oposición a esta tecnología es el cuestionamiento al modelo de ciencia que la sustenta, que desde el positivismo y el reduccionismo pretende abordar la naturaleza como algo desprovisto de la complejidad que en realidad posee. Esta simplificación es la que permite que se manipule a los seres vivos sin tener en cuenta las consecuencias que sobre la totalidad del planeta dicha manipulación puede tener.
Por eso, la primera exigencia de la sociedad civil es la aplicación del principio precautorio que, consagrado internacionalmente en 1992, establece que: “cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces en función de los costos para impedir la degradación del medio ambiente”. Es a partir de estos preceptos que surgen los análisis de riesgos inherentes a la tecnología, para el ambiente, para la salud y para la agricultura que desarrollaremos brevemente a continuación y que lamentablemente ya se han empezado a confirmar en distintas partes de nuestro globo.
En todos estos planteamientos subyace un profundo cuestionamiento al paradigma (científico, social, ambiental) desde el que se aborda la creación de los OGM, que podría plantearse de manera sencilla como un paradigma de dominación, frente al necesario paradigma de la cooperación que necesitamos desarrollar para garantizar una sociedad justa y sustentable.
Por otro lado, es muy importante remarcar que los organismos genéticamente modificados no son necesarios de ninguna manera para la humanidad. Es una falacia absoluta que se necesiten para resolver los problemas del hambre en el mundo. Ya se plantearon estos argumentos al impulsar en los años 60 la “revolución verde”. Sin embargo, el hambre en el mundo continuó creciendo y las desigualdades en el planeta se han agudizado como nunca en las últimas décadas.
Hoy resulta muy claro que el problema del hambre en el mundo tiene sus raíces en la desigual distribución de las riquezas que nuestra sociedad posee y en la explotación industrial y mercantilista que algunos realizan sobre pueblos y naturaleza. La tierra puede alimentar a todos los que sobre ella vivimos. Pero no puede satisfacer el ansia de dominación, apropiación y poder de algunos.
¿Cúales son los riesgos inherentes a esta tecnología? La ingeniería genética pone a los científicos a jugar a Dios manipulando virus, bacterias, plantas y animales. Esta experimentación con todo lo vivo entraña inimaginables riesgos en cuanto a la posible creación de nuevos patógenos y enfermedades.
¿Cúales son las amenazas sobre el ambiente? Lamentablemente las amenazas para el ambiente ya se han visto confirmadas. Las semillas de OGM han escapado y contaminado otros cultivos. Sin duda la peor catástrofe en este sentido ha sido la contaminación transgénica del maíz en su propio centro de origen: México.
Además de la contaminación transgénica las semillas genéticamente modificadas contribuyen de manera alarmante a la pérdida de diversidad agrícola uniformando millones de hectáreas en el mundo con monocultivos y desplazando cultivos tradicionales y áreas silvestres.
El paquete tecnológico de semillas resistentes al glifosato ha impulsado un crecimiento en el uso de este biocida que ya ha impactado gravemente sobre poblaciones, bosques, suelo, agua y cultivos. Y ya están surgiendo nuevas supermalezas que resisten al glifosato y obligan a incrementar las fumigaciones y a usar nuevas y más tóxicos herbicidas.

Los cultivos Bt traen también sus consecuencias: el surgimiento de resistencia en los insectos a la toxina Bt y el impacto de estas plantas insecticidas sobre insectos benéficos ocurrirá inexorablemente. Además la permanencia de la toxina Bt en el suelo también afectará a los microorganismos e insectos que allí se desarrollan.
A todos estos problemas se deben sumar los riesgos que aún no podemos predecir y que irán surgiendo en la medida en que se desarrollen nuevos y más peligrosos transgénicos. El desarrollo de las semillas Terminator y de los cultivos biofarmacéuticos son algunos de los graves problemas que ya están amenazando a nuestra sociedad.
¿Cúales son las amenazas sobre la salud? Ya han aparecido en Estados Unidos productos alimenticios contaminados con transgénicos no autorizados para consumo humano. El caso más notorio fue el del maíz Starlink que desató en el año 2001 un escándalo a nivel internacional.
Pero lo más grave de todo es que al consumir transgénicos estamos siendo expuestos a un experimento masivo de imprevisibles consecuencias.
¿Cúales son las amenazas para los agricultores? Los agricultores están siendo violentamente desplazados por este modelo industrial de agricultura. Además de perder sus semillas y sus prácticas tradicionales se crea una dependencia absoluta de las empresas que los obliga a comprar cada año la semilla junto con todo el paquete tecnológico necesario para el cultivo. En Argentina ya suman miles los agricultores desplazados por este perverso modelo.
Los “desiertos verdes” cubren millones de hectáreas dejando afuera a los campesinos, a la diversidad y destruyendo suelos, ríos y ecosistemas.
¿Cómo resiste la sociedad civil a los transgénicos? La sociedad civil se está movilizando en todas partes del mundo y a través de sus diversas y múltiples acciones se une en un solo reclamo: Un mundo libre de transgénicos.
Junto a este reclamo están las propuestas de una agricultura orientada a la soberanía alimentaria de los pueblos, el rechazo absoluto a toda forma de propiedad intelectual sobre la vida y la defensa de las semillas como patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad.
Esta guía ha sido elaborada por Acción Internacional por los Recursos Genéticos (GRAIN). GRAIN es una organización internacional no gubernamental constituida para ayudar a generar una respuesta frente a una de las amenazas más insidiosas para la seguridad alimentaria y la subsistencia en todo el mundo: la erosión genética.


Hecho por :

  • Augusto Campos Ramírez
  • Wendy Granados Cabrera
  • Marieli Aguilar Bautista